Cuidado con un exceso de oxalatos en tu alimentación porque pueden poner en riesgo tu salud: qué son y dónde están (2024)

MADRID, 21 Abr. (EDIZIONES) -

Los expertos siempre alertan sobre las corrientes y las modas y, en el caso concreto de la nutrición, en gran parte de las ocasiones venden como saludables opciones y dietas que no lo son, sino todo lo contrario. Este podría ser el caso de las dietas cetogénicas, sin gluten, o de aquellas que son ricas en verduras de hoja verde. ¿Por qué? Por qué están cargadas de oxalatos. Vamos a ver qué son y qué podemos hacer al respecto.

Para ello charlamos en Europa Press Salud Infosalus con la nutricionista Sally K. Norton, licenciada en Ciencias de la Nutrición por la Universidad de Cornell y máster en Salud Pública por la Universidad de Carolina del Norte (Estados Unidos), quien reconoce que, tras décadas de sufrimiento con inflamación articular crónica y dolor de espalda, entre otros problemas, descubrió que los culpables de su malestar eran los oxalatos escondidos en su dieta vegetariana, "supuestamente saludable y orgánica".

Le entrevistamos por su libro 'Superalimentos tóxicos. El consumo excesivo de oxalatos te está enfermando y no lo sabes' (Alienta Editorial), donde advierte de que "la sobrecarga de estas toxinas en nuestro organismo puede provocar infertilidad, problemas intestinales, dolor articular, niebla mental, inflamación, enfermedades autoinmunitarias, osteoporosis, depresión, trastornos del sueño, osteoporosis, cálculos renales, o por ejemplo, fatiga crónica".

Es más, destaca que los oxalatos dañan a los sistemas de mantenimiento, protección y reparación del cuerpo y están vinculados a muchos procesos patológicos: "Pueden dejar depósitos de cristales en el cuerpo, que dañan los tejidos vasculares, las glándulas y los tejidos conectivos. Los síntomas suelen ser tardíos, variables y cambiantes".

Ahora bien, reseña esta nutricionista que los oxalatos afectan a cada persona de manera diferente y sus efectos suelen pasar desapercibidos, incluso en las personas que se encuentran o están muy enfermas.

"Algunas de las consecuencias para la salud más comunes del consumo de oxalato son inflamación en las articulaciones, la pérdida ósea, los problemas de humor y de sueño, la pérdida de visión, el deterioro de la tiroides, el deterioro cerebral, problemas digestivos, la fatiga, la picazón en la piel, además de problemas urinarios como orinar durante la noche, el dolor de vejiga, las infecciones, y los cálculos renales. Igualmente, pueden causar los problemas de la vejez, por lo que, si no antes, cuando seamos mayores, tendremos que ir cojeando a muchas citas con el médico", asevera esta experta en nutrición.

DÓNDE SE ENCUENTRAN EN NUESTRA DIETA

¿En qué productos están los oxalatos? "Se encuentran niveles altos de oxalatos en muchos alimentos vegetales diferentes, pero no en todos. Las verduras más dañinas son las espinacas, las acelgas, las hojas de remolacha, las batatas, y el ruibarbo. Las patatas blancas para asar, las zanahorias, el apio tienen niveles significativos", añade.

A su vez, detalla que los frutos secos y las semillas, especialmente las almendras, los anacardos, los cacahuetes, la amapola, la chía, el cáñamo y el tahini, pueden ser una fuente importante de oxalatos.

Además, señala que las frutas con alto contenido de oxalatos incluyen los albaricoques, las moras, las frambuesas, las clementinas, las bayas de saúco, los higos, el kiwi, las aceitunas, y las granadas. "Por ejemplo, un smoothie o batido de espinacas hecho con leche de almendras contiene 800-1.000 miligramos de oxalatos, cuando una cantidad segura es la de 250 miligramos al día", agrega.

A su vez, apunta a la mayor parte de las alubias (negras, blancas) y la soja contienen niveles altos de oxalatos. Los cereales de salvado, el trigo sarraceno, la quinoa, la sémola de maíz, el pan integral, el pan integral de centeno, el pan de centeno y los macarrones también. "El cacao, el cacao en polvo, así como el chocolate amargo; además de la pimienta negra, la canela, el comino, el curry, y la cúrcuma. Muchos de estos alimentos citados son populares y muchos se consideran 'superalimentos'", advierte esta nutricionista.

Con ello, le cuestionamos sobre los principales 'damnificados' por un consumo excesivo de oxalatos, a lo que responde Norton que sus efectos pueden afectar a cualquier persona e, independientemente de su edad, de su sexo, o de su origen demográfico. "El factor más importante son los hábitos alimentarios individuales, dado que al menos el 50% del oxalato total del cuerpo proviene directamente del consumo de alimentos", añade.

CUIDADO CON LAS DIETAS VEGETALES

A su vez, plantea que las plantas aportan el oxalato de la dieta, por lo que quienes eligen dietas basadas en plantas "pueden estar consumiendo altos niveles de oxalato". Otras opciones dietéticas que tienden a aumentar la ingesta de oxalato son las dietas cetogénicas, tal y como argumenta, debido al uso intensivo de nueces y de vegetales bajos en carbohidratos, como las espinacas.

"Del mismo modo, las personas que hacen dieta sin gluten tienden a utilizar harinas de frutos secos, y otros alimentos con alto contenido de oxalatos. Las dietas antienvejecimiento que contienen alimentos 'antioxidantes', y la fibra de salvado también tienden a tener un contenido extremadamente alto de oxalatos", mantiene esta experta en nutrición.

Asimismo, subraya que las personas con excelente salud intestinal y renal pueden estar protegidas por un tiempo, manteniendo los síntomas en secreto. Por otro lado, sí sostiene que quienes padecen afecciones inflamatorias u otras formas de toxicidad son más susceptibles y pueden experimentar síntomas evidentes más rápidamente. "Muchos de los problemas causados por los oxalatos no presentan síntomas hasta que la capacidad del cuerpo para afrontarlos comienza a fallar. Para entonces, es posible que se hayan desarrollado problemas crónicos que pueden ser difíciles de revertir por completo", considera Sally K.Norton.

De ahí que le insistimos en nuestra entrevista en cómo debe ser nuestra dieta para evitar sobrepasarnos con los oxalatos: "Por lo general, evitarlos por completo es innecesario y poco probable, dado que los oxalatos están presentes en muchos alimentos comunes. El objetivo es adaptar el consumo a las necesidades del organismo".

Ese objetivo es algo menos de 200 miligramos diarios para adultos sanos y mucho menos para niños y otras personas vulnerables (menos de 100 miligramos diarios), según prosigue, a la vez que recuerda que los oxalatos causan estrés agudo en el período de 8 a 10 horas después de la ingestión y se acumulan en los tejidos durante años de ingesta excesiva rutinaria. "Minimizar al máximo su consumo es clave para evitar la toxicidad crónica", considera por tanto esta experta.

POR QUÉ AFECTAN A UNAS PERSONAS Y A OTRAS NO

Pero un aspecto a tener en cuenta, tal y como refleja en su libro, y por el que le preguntamos, es que los oxalatos no son dañinos para todo el mundo por igual. Eso sí, remarca Norton que, dada nuestra conciencia limitada sobre la diversa gama de problemas de salud asociados con los oxalatos, es probable que un número significativo de personas se vean afectadas por su impacto sin darse cuenta.

"La susceptibilidad a enfermedades relacionadas con los oxalatos varía entre los individuos, influenciada por múltiples factores. La diversidad genética, por ejemplo, puede determinar la capacidad de una persona para regular la absorción de los oxalatos, y facilitar su eliminación segura", recalca.

Además, sostiene esta especialista que varios elementos que afectan a la salud digestiva, a los niveles de inflamación y a la función renal, como son el uso de antiinflamatorios no esteroideos (AINE), de antibióticos, la cirugía bariátrica, y la diabetes: "Todos ellos pueden influir en los niveles de oxalatos dentro del cuerpo. Sin embargo, el principal contribuyente son los hábitos alimentarios, concretamente el consumo de alimentos ricos en oxalatos y sus cantidades".

Entonces, ¿cómo saber si los oxalatos me están haciendo daño? Sally K. Norton nos responde en este punto que las pruebas médicas no invasivas no pueden indicarnos que no tengamos un problema de oxalatos; por lo que adoptar una alimentación consciente de los oxalatos que ingerimos puede brindarnos mucha más información, siempre que seamos capaces de interpretar correctamente las reacciones de nuestro cuerpo.

"Pruebe la dieta y podrá determinar si tiene algún síntoma de sobrecarga de oxalatos, como signos cíclicos de desacumulación de oxalatos (síntomas cambiantes, recurrentes y esporádicos que de otro modo serían inexplicables)", añade.

Entre los síntomas esta nutricionista hace referencia al dolor en cualquier parte del cuerpo, como por ejemplo en los huesos, o en las articulaciones; apunta a su vez a las pieles frágiles y a patologías en la piel; a problemas hormonales y de sueño; a síntomas autoinmunes; a hinchazón o dolor en las articulaciones; a lesiones de curación lenta; a problemas digestivos o de vejiga; a problemas del estado de ánimo; así como a cálculos renales.

"Reducir la ingesta de oxalatos es la clave para evitar la sobrecarga y reducir los síntomas relacionados con su sobreingesta. Primero, identifique a los 'peores delincuentes' que come. Reduzca gradualmente y reemplace los alimentos con alto contenido de oxalatos, por sustitutos bajos en oxalatos. Una vez que practique este enfoque para desarrollar una dieta más segura, con el tiempo se volverá fácil y flexible", defiende Sally K. Norton.

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Author: Arline Emard IV

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